Contrariamente a lo que venía buscando el grupo de políticos duros y reaccionarios de la oposición, el conflicto del basural de Villa Soldati, no se definió con un desalojo a los tiros y una batalla campal, que hubiera arrojado, quizás, más muertes de las que ya acaecieron.
Es que primó la política por sobre la antipolítica; la razonabilidad por sobre los prejuicios; la legalidad por sobre la prepotencia. Y esto fue así, no gracias a la (indi) gestión del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quién jamás intentó acercar una propuesta que no contemplara el desalojo metiendo palos y balas. Sin embargo el desalojo se produjo en forma voluntaria y pacífica por los propios ocupantes del basural, quiénes aceptaron el acuerdo que lograron los gobiernos de la ciudad y de la nación. En el acuerdo se dejó en claro que la ocupación de predios, no generará derecho alguno. El derecho a tener vivienda (derecho constitucional recordemos), lo dará la prioridad de los que más necesitan dichas viviendas.
Cuándo Macri y Duhalde apostaban a la represión feroz, al estallido social y al desmadre institucional, como único recurso de posicionarse ante las próximas elecciones, los primereó la política. La política que se embarra los zapatos y se arremanga para solucionar los problemas que se van sucediendo (algunos creados por delincuentes devenidos en "actores políticos").
No pudieron. No fue bala por bala. Perdieron otra vez. Fue peso por peso: por cada peso que la ciudad invierta en viviendas, la nación invertirá otro peso. Era simple, pero intentaron hacerlo complejo. Se llevaron puestos a 4 seres humanos. Eso no les importó. Eran pobres. Números en una estadística. No eran "ciudadanos ilustres", "gente como uno". Claro "pertenecer tiene sus privilegios" y los muertos no pertenecían. Solamente, eran. Eran seres humanos con familia, amigos y esperanzas. Pero cometieron el peor de los pecado para la visión neoliberal de la historia: eran pobres. tanto tienes, tanto eres. Y ellos no tenían nada.
Muchos hablaron éstos días de la xenofobia. Prefiero hablar de la "pauperobofia" si se me permite el neologismo. Algunos políticos y muchos ciudadanos de éste país, le tienen fobia a los pobres, a los más desposeídos. Temen verse en ese espejo. Porque su visión de la historia y de la sociedad es tener y no ser.
Otra vez y a pesar de sus implacables esfuerzos, Duhalde, Macri y tantos otros no pudieron.
Macri había prometido y presuspuestado 1.000 viviendas para 2010 y sólo construyó 80. Entonces, ¿el problema es de xenofobia, de ocupación inapropiada o de incumplimiento del presupuesto, y de la palabra empeñada? El conflictó se generó por algo tan básico como es el acceso a una vivienda digna (Art. 14 bis de la Constitució Nacional). pero como es tan básico, en la "París Sudamericana" no le prestaron atención y cuándo, después de fogonearlo con punteros duhaldistas no pudieron acrecentarlo, debido al cerco de Gendarmería y Prefectura enviado por el gobierno nacional, tuvieron que aceptar el "peso por peso" y no el "bala por bala".
Para los que son creyentes, que Dios nos ampare de sujetos como Macri y Duhalde; para los que no lo son, estén atentos y no retrocedan antes las luces que encandilan desde lo alto de los shoppings.
Gustavo N. Fernández